“¿Por qué los mayores construyen los columpios siempre encima de un charco?” (ed. Aguilar, 2010) es un divertido libro de monólogos de Luis Piedrahita, el cuarto título de un hombre polifacético que, además de humorista, también es mago, guionista y director de cine.
“El rey de las cosas pequeñas” nos hará disfrutar con su peculiar perspectiva de la vida, atento a los pequeños detalles que nos pasan desapercibidos al común de los mortales y sobre los que fijará su mirada para hacernos reír con sus comentarios y reflexiones hilarantes.
La primera sección, “cosas del cuerpo”, se centra en aspectos desconocidos o poco tratados sobre nuestro cuerpo y el de algunos animales. En primer lugar, realiza una tesis original sobre cómo sobra un brazo en el amor. Continúa después con las cicatrices, utilizadas por los hombres para hacernos los chulitos, ya que algo nos queda de nuestro pasado en el que fuimos “espermatozoides triunfadores”. Sigue con los músculos, ¿son moralmente buenos o malos?, las púas de los erizos, ¿cómo hacen el amor?, ¿por qué no se han extinguido? Y también hay un apartado para las pobres legañas, “tan cerca de los ojos y tan mal vistas”.
“Cosas del agua” comienza con una peculiar terapia usada por un pasajero para tranquilizarle por su miedo a volar, “no te preocupes, muere mucha más gente en accidentes en la bañera que de accidentes de avión”. El comentario surgió efecto y el protagonista perdió el miedo a volar, pero ahora siente terror cuando tiene que bañarse.
Se relata también el caos que produce el corte del agua, especialmente el agua caliente, “uno de los momentos en los que nos sentimos más desnudos, solos y desamparados”. Realiza una defensa del ninguneado chorrito, de los desagües, esenciales para la vida, analizando también las cisternas y lo que denomina “el club de la ducha”, esos seres enigmáticos que moran en todos los cuartos de baño.
En la tercera sección, “El mundo de la información”, el autor describe los signos ortográficos antes de que terminen desapareciendo en próximas generaciones. Realiza también un viaje nostálgico a las consignas publicitarias de los 80, cuando enunciados como “un juguete para toda la familia” tenían sentido en casos donde convivían padres, hermanos y abuelos. Ahora, sólo hay un hijo, que se hace mayor en casa y que es más viejo que el abuelo.
La mirada irónica y divertida de Piedrahita no tiene límites, tratando asuntos como los problemas del GPS, las causas de mortalidad de los bolígrafos (es casi imposible que sea porque se acabe la tinta), ventajas e inconvenientes de los pos-it y, finalmente, las guías telefónicas y páginas amarillas, esos seres míticos de una época cuando los teléfonos fijos dominaban la tierra.
“Cosas de la cocina” nos habla sobre migas, naranjas, el papel de aluminio, las cartas de los restaurantes y, también, sobre la croqueta que queda, la de la vergüenza, a la que no se le trata con el respeto que se merece. También nos advierte sobre el peligro de los gofres, “uno de los seres más traicioneros, decepcionantes y veleidosos de nuestra generación”.
Las dos últimas secciones, “Avatares de la vida” y “Otros objetos olvidados hasta ahora”, tratan diferentes temas en los que seguiremos riendo con inquietantes preguntas sin respuesta como el misterio que se produce cuando la luz se va, ¿por qué tarda tanto en volver si viaja a la velocidad de la luz? También hay lugar para los tatuajes, los mendigos, puzzles, sustos, sombras, magos, globos, despertadores, bisagras, o los huecos, como el que se formaba entre la lavadora y la pared, “uno de los lugares más enigmáticos de la creación”.
Prepárate para reír a carcajadas y ver la vida desde una perspectiva completamente diferente.
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