El rey tiene 60 años y vive una situación delicada. Con su salud debilitada, “el carácter del rey se había ido agriando en los últimos meses. La reina doña Violante le había abandonado impotente ante sus arrebatos de ira, las discrepancias en torno a la sucesión del reino y las discusiones continuas”. Alfonso X es un apasionado de la cultura y del estudio de la astrología y su relación con el libre albedrío. Además, había unificado la diversidad legal del reino "para mejor repartir justicia y acaparar como monarca su administración". Alfonso tiene diferentes desencuentros con su hijo Sancho, heredero del trono de Castilla. Sabe que su hijo “es ambicioso, irascible, propenso a las intrigas, rodeado de partidarios que me acechan como aves de presa para despedazarme”. El rey siente preocupación por la actitud de su hijo, especialmente al saber que no todos en su reino entendían su pasión por la cultura. “Hay quien no entiende que un rey se dedique a algo más que a gobernar en su reino”. Personas influyentes lo difaman por lo bajo y “no aceptan sus reformas jurídicas o desobedecen sus decisiones”.
Pero Alfonso X se mantiene firme en sus propósitos y en sus principios, “dotar a mis súbditos con una ley igual para todos, una ley universal por encima de los fueros y una autoridad real por encima de la nobleza y la clerecía... ¡Un reino nuevo para un tiempo nuevo!”. La actitud rebelde de Sancho termina con su padre pronunciando una maldición contra él, dictando la sentencia más terrible que podía lanzar contra su hijo.
Las intrigas en relación con su hijo y sus opositores coinciden con dos sucesos preocupantes. Un profeta le advierte al rey de que Dios le va a castigar si no se arrepiente del pecado de soberbia al afirmar que si hubiera estado con Dios cuando creó el mundo, muchos de sus defectos se habrían evitado. El castigo consistiría en ser despreciado por su propio hijo y acabar sus días deshonrado. El otro suceso motivo de inquietud para el rey es el robo de dos importantes manuscritos en el scriptorum de Sevilla, el lugar donde varios expertos trabajan preparando los libros encargados por el rey. El robo desvela la existencia de un traidor que hay que desenmascarar, pero pronto descubrirán que no sólo se enfrentan a un ladrón, sino también a un asesino.
El rey se enfrentará a los rebeldes, buscando aliados de forma desesperada, mientras se suceden las intrigas y los lances amorosos, con la penas del amor que, en definitiva, "son las que traen a los hombre presos".
El autor realiza un homenaje al "Rey Sabio" con una reconstrucción precisa de las costumbres y el contexto histórico de una época convulsa y fascinante, relatando el paso de la corte real por ciudades como Sevilla, Córdoba, Valladolid, Toledo, guiándonos por sus calles de forma realista.
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