El libro también nos guía por lugares fascinantes de la ciudad moderna, el Museo de los Manuscritos del Mar muerto, el Parlamento, el nuevo teatro, el monumento en memoria de los judíos muertos en el Holocausto, reflejo de las brutalidades en las que puede caer la humanidad. Es curioso comprobar cómo en una ciudad en la que fluye el dolor, la injusticia y el odio, Jesucristo realizó un sacrificio de amor, que ofrece perdón, gozo y justicia.
Los siguientes capítulos nos llevan a diferentes sitios fuera de Jerusalén. En el camino de Jerusalén a Nazaret descubrimos diversos lugares repletos de referencias bíblicas relacionadas con profetas y reyes del Antiguo Testamento. Llegamos a Nazaret, al lugar donde Jesús pasó la mayor parte de su vida. Recorremos varias ciudades y lugares emblemáticos como Capernaum, Betsaida, Belén, Emaús, Betania, etc, mientras la autora narra los diferentes acontecimientos que Jesús vivió en aquellos lugares. Milagros, la transfiguración, el sermón del monte y otros episodios de los evangelios cobran vida al situarlos en su contexto geográfico e histórico. Estos lugares también nos llevan a episodios del Antiguo Testamento llenos de significado, como la tumba de Raquel, los campos de Booz donde espigó Ruth o la conquista de Jericó.
La figura de Jesús queda realzada a lo largo del libro, a pesar de las referencias hacia la figura de la Virgen María que son fruto de las creencias católicas de la autora. Comparto su admiración por la persona de María pero no el lugar que se le otorga en cuanto al plan de salvación, al que no le encuentro justificación en las páginas de la Biblia. Pero es en el tratamiento que la autora hace de la persona de Jesús, donde coincido completamente. El libro nos ayuda a salir de nuestro letargo y fijar nuestra mirada sobre una tierra que nos recuerda que “todo lo que nos cuentan Mateo, Lucas, Marcos y Juan ocurrió en un tiempo y en lugar determinados”. Lo que ocurrió en Jerusalén contrasta con “un mundo indiferente, vuelto de espaldas a esa realidad suprema del dolor de Cristo y de la Cruz. Un mundo dedicado a sus negocios, a sus mercaderías, a sus baratijas”. Es triste que esta indiferencia y dedicación a los negocios se haya producido entre los mismos cristianos como podemos comprobar en la descripción de algunos “lugares sagrados” que se han convertido en un negocio para sacar dinero a los turistas.
Pero esto no debe desviar nuestra mirada de lo fundamental que también aparece señalado en el libro, “el misterio del amor de un Dios capaz de la locura de hacer hombre para salvar a los hombres”. A pesar de los errores y equivocaciones que cometemos los hombres, comparto la mirada optimista de la autora quién afirma que “Cristo resucitado, ha removido más de un corazón frío o equivocado”.
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