“¿Hubo alguna relación entre la repentina muerte del escritor más admirado en vida y esta misteriosa obra cuya sola mención deja un rastro de cadáveres en tres continente?”
La novela “El último Dickens”, de Matthew Pearl (ed. Alfaguara, 2009), se adentra en uno de los mayores enigmas de la historia de la literatura, la novela “El misterio de Edwin Drood”, que Charles Dickens dejó sin acabar. El escritor murió cuando había completado 6 episodios de los 12 que completaban el libro. Matthew Pearl realiza un ejercicio imaginativo para ofrecer una intrigante y documentada hipótesis sobre el contenido del resto de episodios.
La historia comienza en la ciudad de Boston, unas semanas después de la muerte del escritor. La editorial Fields, Osgodd & CO, que publica en exclusiva los libros de Dickens en América, envía a Daniel Sand, uno de sus jóvenes empleados al puerto para recoger los episodios 4º, 5º y 6º de la novela “El misterio de Edwin Drood” que les han enviado desde Londres. Daniel muere atropellado por un ómnibus. La investigación policial concluye que el joven sufrió el accidente por estar bajo los efectos de una droga, el opio.
James R. Osggod duda de la versión oficial. La desaparición de los documentos de Dickens y las últimas palabras enigmáticas pronunciadas por el joven: “Es Dios”, le llevan a sospechar que hay algo extraño en todo lo que envuelve a la muerte de su empleado, en el que confiaba plenamente.
La desaparición de los tres episodios de la novela inacabada de Dickens se convierte en un contratiempo para una editorial que se encuentra en peligro de cierre. La presión ejercida por sus rivales, “Harper & Brothers” está consiguiendo sus frutos. El director de su editorial rival, Harper, tiene una filosofía mercantilista de la literatura: “En el futuro los libros no serán más que trastos viejos ¡Artículos de consumo!... El nombre del editor será mucho más importante que el del autor y nuestro trabajo consistirá en mezclar la tinta de un libro como los productos químicos de un farmacéutico”. En contraste, Osgood defiende una posición contraria: “Nosotros siempre veremos los libros como algo mejor y más sabio que simples objetos”. La novela es el desarrollo de una lucha entre estas concepciones completamente opuesta sobre la literatura.
La editorial de Osgood llegó a un acuerdo con Dickens para publicar sus libros en exclusiva en América, a pesar de que entre los dos países no existía un acuerdo internacional de derechos de autor. “Esto significaba que cualquier editor americano podía publicar cualquier libro británico sin permiso del autor. Sí existía en cambio lo que se conocía como cortesía gremial: respetan los acuerdos alcanzados entre autores y editoriales.” Sin embargo, los hermanos Harper publicaban ediciones piratas de los libros de Dickens a un precio muy barato que estaba asfixiando económicamente a la editorial de Osgood.
La supervivencia de la editorial se encuentra en el aire. "Debido a la peculiaridad de nuestras leyes, nos encontraremos en una situación comprometida si los piratas ponen en circulación sus copias baratas. Habíamos depositado todas las esperanzas de éxito para nuestra empresa, y naturalmente para los derechos del señor Dickens, basándonos en nuestros ideales morales, no en las leyes”. Osgood viaja a Londres acompañado de su ayudante Rebeca, hermana del fallecido Daniel, para intentar descubrir todo lo que puedan sobre cómo Dickens pensaba terminar su novela. “Si pudiéramos publicar una edición especial que revelara en exclusiva a los lectores americanos cómo iba a acabar de verdad el misterio podríamos tomar la delantera en esta competición fraudulenta.”
El viaje a Londres se convierte en toda una aventura repleta de peligros. Osgood tendrá que “utilizar los conocimientos literarios para descubrir lo que Dickens tenía en mente”. Descubrirán la afición de Dickens por el hipnotismo y la clave puede tenerla un hombre con problemas psíquicos que acudía a Dickens para recibir sesiones hipnóticas. “La mente de este hombre, por muy perturbada que esté, puede contener en su interior las últimas hebras del hilo argumental de El misterio de Edwin Drood” .
Paralelamente al relato del viaje de Osgood se narra la investigación llevada a cabo por Frank Dickens, hijo del escritor, en Bengala (India). Frank es comisario de la policía montada de Bengala, y se encuentra buscando a un ladrón que ha robado un cargamento de opio. Este ladrón guarda un secreto cuyo descubrimiento será crucial para la narracción.
Por último, de forma alterna, se narra la gira que Dickens realizó por Estados Unidos antes de su muerte, repleta de expectación por parte de sus seguidores y de especuladores dispuestos a aprovecharse del éxito del escritor inglés.
Las tres historias, aparentemente independientes, se unirán para completar un puzzle en el que se mezcla tráfico de opio y conflictos de intereses en el mundo editorial en una obra que se convierte en un homenaje a Dickens y a todo el mundo de la literatura.
Al final del libro el autor incluye un apéndice en el que aclara los aspectos históricos de la novela, señalando los personajes y situaciones que son reales y las claves para entender una etapa “despiadada de la industria editorial”.
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