domingo, 4 de diciembre de 2022

El lobo de Whitechapel

 El lobo de Whitechapel, de I. Biggi (Edhasa, 2022) es una trepidante novela histórica que da un original giro de tuerca a la figura de Jack el Destripador.


I. Biggi nació en San Sebastián (Gipuzkoa) en 1965. Estudió psicología en la Universidad del País Vasco, y es un apasionado autodidacta de todo lo que tiene que ver con la Historia.Hasta la fecha tiene en su haber tres novelas: "El Santuario" (Seix Barral, 2005), "La fórmula Stradivarius" (Seix Barral, 2007), traducidos ambos a varios idiomas yValkirias (Edhasa, 2018), donde nos narra la épica invasión vikinga a la península ibérica.Con esta obra consiguió el Premio Cerros de Úbeda a la mejor novela histórica de 2018. Su última novela publicada en octubre del 2020 con el título deProyecto Moisés, Biggi nos arrastra a la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial, en una misión imposible...

 

En el año 1888, Europa se tambalea. A León XIII, papa de Roma, no le quedan demasiados años de vida, y ya los buitres sobrevuelan el Vaticano a la espera del próximo cónclave. Mientras tanto, monseñor Patrizi, pragmático, visionario y ambicioso, busca influir en la anglicana Inglaterra para, desde allí, extender sus tentáculos en Norteamérica. Patrizi sabe que debe jugar bien sus cartas y deshacerse de Galimberti, su más acérrimo rival, y postularse así como sucesor en el trono de San Pedro.

Sin embargo, el Imperio británico se desmorona a ojos vistas. Londres es su mejor ejemplo; la ciudad está dividida en dos: el rico West End, vestigio de los buenos tiempos, y el enfermo East End, donde se hacinan miles de personas en la más absoluta pobreza. Y no sólo eso: un asesino, el primero de su especie, recorre las calles al amparo de la oscuridad destripando prostitutas y sembrando el terror. Rudo, agresivo y peligroso, por sí solo es capaz no sólo de trastocar los planes de monseñor Patrizi, sino de demoler el futuro de la cristiandad.

 

En El lobo de Whitechapel Biggi nos muestra el alma real de una ciudad oscura y podrida, como la del propio asesino; porque se huele la sangre, el miedo, la inmundicia, y porque la tensión narrativa nos hace contener el aliento hasta la última página. Inolvidable.

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