UN THRILLER TREPIDANTE
EN LA ROMA BARROCA
DE LOS IMPRESORES
Y LOS TIPÓGRAFOS
ASESINATOS, INTRIGAS POLÍTICAS
Y SECRETOS ECLESIÁSTICOS
La marca del Inquisidor, de Marcello Simoni (Ediciones Duomo, 2018) es un thriller histórico dedicado a los impresores romanos del siglo XVII, una trama de crímenes, venganzas, intrigas políticas, secretos eclesiásticos, luchas de poder, libros prohibidos, sociedades secretas, brujería y conspiraciones que tiene como protagonista a fray Girolamo Stampa, un detective Inquisidor que se enfrenta a un enrevesado misterio en la Roma barroca del papa Ubano VIII, una época en la que la imprenta ya había comenzado a derribar los muros del oscurantismo.
Roma, siglo XVII. Fray Pietro Rebiba, consultor de la Congregación del Índice, aparece brutalmente asesinado con su cuerpo aplastado en la prensa tipográfica de una imprenta familiar. Rebiba era uno de los encargados de analizar y valorar el contenido de cada uno de los libros sometidos al control del Índice con el fin de impedir la divulgación de textos heréticos, blasfemos e inmorales.
El encargado de investigar el crimen es fray Girolamo Svampa, un personaje rodeado de misterio y secretos. Designado como Inquisitor Commisarus, un cargo extraño, poco común, que le permitía investigar de forma discreta, en silencio, alejado de las jerarquías. Svampa contará con la ayudad de Cagnolo, mercenario siempre al servicio del mejor postor, y a Franceso Capiferro, secretario del Índice, del qeu Svampa quiere que se su "lente" y le ayude a comprender mejor algunos aspectos del caso.
Capiferro, hombre sagaz y astuto, investiga en la vida de Svampa y comienza a sospechar que en la muerte de Rebiba se esconde algo más oscuro y siniestro. No hay otra forma de entender la designación de Svampa como investigador, un personaje enigmático, con un pasado familiar marcado por la herejía y una amplia experiencia en la lucha contra el Maligno.
La intriga está bien construida, hay acción, suspense, misterio, todo narrado con un ritmo muy ágil y en un contexto histórico complejo y rico que se convierte en el escenario ideal para una trama trepidante. Pero por encima de todo destaca la figura del inquisidor Svampa, que lleva marcada a fuego en el cuello una zarza ardiente, una mente racional, obsesionada por "la certeza inalterable de lo que ya ha sucedido" frente a la "fugacidad del presente", que busca las huellas del Maligno en los casos que investiga, y que tiene fama de insensible, cenizo y hostigador.
Juntos se sumergen en un caso en el que nada es lo que parece y tendrán que ir resolviendo enigmas y siguiendo pistas en un nido de víboras donde las conspiraciones, rivalidades y luchas de poder se anteponen a la verdad, y en el el círculo de sospechosos se va a ir ampliando, apareciendo impresores, religiosos, espadachines, escritores, actores, magos o juristas. Un rompecabezas cuyas piezas sueltas el investigador intentará unir, para ver cómo se descomponen cuando cree que van encajando, y así empezar de nuevo con el objetivo de encontrar al asesino en una Roma oscura y triste cuyo "corazón vacío, repleto de insidias y turbación, que había dejado de latir hacía mucho, mucho tiempo". Una ciudad en la que ese no será el único crimen que investigar...
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