José Antonio Vázquez Taín es uno de los jueces gallegos más populares, conocido por su cercanía, humildad y capacidad de trabajo. En su primer destino, Villagarcía de Arousa, obtuvo extraordinarios resultados en su lucha contra el narcotráfico —retiró del mercado más de 50 toneladas—, aprehendiendo en 2003 el mayor alijo de cocaína del siglo en España. Más adelante, ejerciendo en Santiago de Compostela, se ocupó de la instrucción de asuntos de enorme repercusión, entre otros, el robo y posterior recuperación del Códice Calixtino y el asesinato de Asunta Basterra. Actualmente ejerce, como juez de lo Penal, en La Coruña.
Nacido en una pequeña aldea de las tierras de Celanova ha mantenido la humanidad de sus raíces en toda su trayectoria profesional. Accesible a los medios y didáctico en sus manifestaciones sobre el funcionamiento de la Justicia, su faceta de escritor surge como necesidad de plasmar las experiencias vividas en el ejercicio de su profesión. Sus libros, caracterizados por un potente pulso narrativo y una espléndida construcción de personajes, son una magnífica radiografía de nuestra sociedad.
En 2013 publicó su primera novela, titulada Santiago, la leyenda del santo oculto. En Espasa ha publicado Al infierno se llega deprisa (2014) y el ensayo Matar no es fácil (2015). En esta ocasión vuelve a ofrecernos una trama potente en la que demuestra sus amplios conocimientos del funcionamiento del sistema judicial y policial.
En un discreto apartahotel de Orense, aparece muerto el expresidente del Gobierno, un hombre que desde los comienzos de la Transición ha sido uno de los principales puntales de los sucesivos gobiernos de España. Las circunstancias que rodean la muerte resultan comprometidas y despiertan un circo mediático en el que medios de comunicación y partidos políticos intentan sacar partido, sin ningún tipo de escrúpulo ni objetividad.
Mientras las autoridades parecen más dispuestas a evitar escándalos que a descubrir la verdad, Teresa, la viuda del expresidente recurre a Beatríz, una letrada discreta a la que encarga seguir todos los pasos de la policía sospechando que la muerte de su esposo tiene una serie de implicaciones que pueden provocar que la investigación se contamine. Beatriz contará con la ayuda de José, inspector de policía que, aunque es apartado del caso por la intervención de Asuntos Internos, no se conforma con la versión oficial y decide investigar a pesar de todos los obstáculos que encuentra en el camino.
Entre Beatriz y Teresa se establece además una relación especial de simpatía y confianza que provocarán que la abogada se implique de forma personal, sumergiéndose en un caso que cada vez se volverá más turbio y peligroso en el que el expresidente no será la única víctima.
El mar sin fondo nos ofrece una trama de intriga con giros y revelaciones hasta el final, además de un retrato certero y crudo de todos los males del sistema, en el que no se salvan ni partidos políticos, ni sindicatos, pasando por la policía, los jueces, la banca, los medios de comunicación, y toda la sociedad en general, una sociedad aborregada que presume de criterio pero que engulle "sin criterio cualquier falacia bien envuelta en papel de seriedad, mostrando una falta de formación en el límite del analfabetismo".
Una trama que señala las debilidades y lagunas del sistema, un mar de corrupción sin fondo visible, sumergiéndose en las alcantarillas de la corrupción, con temas y episodios que son portada y que nos resultarán conocidos con entramados empresariales, comisiones ilegales, blanqueo de dinero, mordidas, financiación ilegal de partidos, sociedades fantasma, testaferros o chantajes, entre otros. Os suena de algo ¿verdad?
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