El dilema, de Lee Goodman (ed. Grijalbo, 2014) es un thriller con una intensa carga emocional que sitúa a su protagonista en una encrucijada moral, un fiscal federal que, después de treinta años de servicio, se enfrenta a la disyuntiva de tener que defender lo indefendible y perdonar lo imperdonable.
Cassandra Randall, aficionada al avistamiento de aves, acude a la policía porque cree haber sido testigo de cómo dos hombres enterraban un cadáver en el bosque. Nick Davis, fiscal federal director de la División Criminal de la Oficina del Fiscal General de Estados Unidos, recibe el encargo de acudir al aviso, algo que se toma a la ligera, dudando del testimonio de la mujer a la que acompaña convirtiendo el viaje en una excursión veraniega.
Después de un frío invierno, Nick cree que está ante la excusa perfecta para pasar un par de horas en un bosque soleado. Y como quiere compartir la experiencia, acude acompañado de Chip, su amigo del FBI, de Lizzy, su hija adolescente, de Kenny, el chico que prácticamente ha adoptado, y de la testigo Cassandra, una mujer por la que se siente atraído desde el momento en el que la ha conocido. Pero lo que cree que va a ser una plácida excursión se convertirá en una pésima decisión, una indiscreción que va a lamentar profundamente.
En el bosque sí que encuentran un cadáver y la víctima tiene que ver con un caso en el que Nick y Chipo están involucrados. Comienza así una investigación en la que hay varias agencias implicadas que creen tener una ventaja sobre los criminales que quieren aprovechar. Pero el caso se irá complicando cada vez más y las muertes se irán sucediendo, implicando a Nick de una forma muy personal y ampliándose el círculo de sospechosos de manera inquietante y sorprendente para el protagonista y el lector.
Esta es la base de una trama que mezcla con acierto la investigación criminal con el thriller judicial. Pero en la novela hay mucho más. Por una parte tenemos una lectura entretenida con un ritmo muy ágil y los correspondientes giros que mantienen el suspense hasta el final. Pero el autor nos ofrece también una historia de redención, sentimientos, emociones, remordimientos, dilemas éticos, con Nick situado en el centro de una compleja madeja personal, familiar y profesional, cuyos hilos iremos conociendo a lo largo de la trama, permitiéndonos comprender sus decisiones y movimientos además de los del resto de personajes.
La narración en primera persona y el tiempo presente elegido para relatar los hechos hacen aún más cercano al protagonista, permitiendo que el lector le acompañe de forma directa, asistiendo a las revelaciones sobre su pasado que irán aportando luz sobre los acontecimientos del presente, mientras vamos conociendo las claves para resolver un dilema cuya resolución nos mantendrá en vilo hasta el final.
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