Isabelle es filósofa, periodista y comprometida escritora que ha publicado varios libros sobre la industria de la alimentación y los hábitos de consumo. Su propósito en este libro es desvelar la cara oculta de la mediatización a la que están sometidos tanto los productos alimentarios como algunos movimientos ciudadanos.
Este libro es el fruto de dos años de investigación que han llevado a la autora a una demoledora sentencia: “todo lo que compone nuestra comida diaria se produce prescindiendo del sentido común”. El análisis de los diferentes sistemas de explotación agrarios y ganaderos demuestra que la autora no exagera en su conclusión, y nos muestra que este demencial sistema basado en la especulación, la avaricia y la falta de escrúpulos solo puede tener este resultado final: “un agricultor agotado y desesperado, un consumidor justamente desconfiado y una astronómica factura social, ambiental y de salud pública”.
La productividad es el único objetivo del sistema, producir comida a gran escala, algo que requiere costosas instalaciones y exige tratamientos químicos: pesticidas para asegurar las cosechas, fertilizantes para forzar el rendimiento de las tierras, antibióticos y hormonas para la cría intensiva de animales. Los primeros capítulos dedicados al cerdo ilustran con total claridad y crudeza lo que después comprobaremos también con las vacas y alimentos como el maíz, el trigo, las patatas, los tomates, etc. Además de comprobar las terribles condiciones en las que los animales están confinados, descubrimos cómo los cerdos consumen la mitad de los antibióticos veterinarios de Francia al mismo tiempo que todos sus criadores están colonizados por bacterias resistentes, fenómeno provocado por un trasvase entre animal y hombre.
El libro demuestra cómo, desde que somos embriones hasta que morimos, estamos expuestos a múltiples tóxicos que tienen una incidencia directa en el desarrollo de “cánceres, leucemias, diabetes, y muchas otras enfermedades cada vez más presentes en nuestra sociedad”. El contenido del libro parece el argumento de una novela de terror, y es que resulta desolador ver cómo los alimentos se han convertido en algo perjudicial para nuestra salud, cuando como bien señaló Hipócrates en el siglo V. a. C. deberían ser todo lo contrario: "Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina sea tu alimento".
El epílogo final de Miquel Porta, catedrático de Salud Pública, añade un tono constructivo a la investigación, defendiendo que aún estamos a tiempo de cambiar de hábitos, que no es tarde para comenzar a vivir de otro modo, confirmando que las soluciones que propone el libro resultan “sencillas y cargadas de sentido común”. ¡Ojalá sea así!
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