Bímini, de Alberto Vázquez Figueroa (Martínez Roca, 2013) es un nuevo thriller en el que el escritor canario repite su fórmula habitual, un argumento original que desarrolla una intriga que le sirve de excusa para realizar una dura crítica al sistema político y económico, además de plantear novedosas propuestas para mejorar la sociedad.
La novela tiene un argumento que se plantea con estos sugerentes interrogantes:
¿Pueden dos hombres solos cuestionar las reglas por las que se ha regido la navegación durante miles de años, afirmando que se deben construir los barcos de forma diferente?
¿Pueden dos hombres solos demostrar que los países ricos en petróleo pretenden monopolizar la producción de energía conspirando con el fin de impedir que los países pobres utilicen sus reservas de carbón?
¿Pueden dos hombres solos apoderarse de mil doscientos millones de dólares sin utilizar la violencia ni dejar rastro?
La trama tiene a dos protagonistas principales cuyas vidas se cruzarán de forma fortuita. Por una parte encontramos a Germán Alfaro, hijo de un empresario minero fallecido, un hombre que consagró su vida a hacer el bien y luchar por los más débiles. Germán siempre ha soñado con navegar y ver mundo, y ahora puede hacerlo gracias al dinero que su padre le ha dejado en herencia. Por otra parte tenemos a Ulises Elcano, experimentado marinero, enamorado de la navegación y de los barcos, que recibe una propuesta de dos agentes de la DEA. Le ofrecen trabajar como tercer oficial del Bímini, uno de los cruceros más lujosos del mundo, para descubrir una supuesta trama de tráfico de drogas.
Las vidas de Germán y Ulisés se terminarán cruzando y darán lugar a dos originales propuestas, por una parte una imaginativa solución a la problemática del carbón y por otra, una propuesta para construir los barcos de forma diferente. La novela contiene los ingredientes típicos de un thriller, con una nueva y acertada crítica del autor al sistema económico actual y a las medidas adoptadas por los gobiernos para salir de la crisis. En sus páginas encontramos las miserias del ser humano y de una sociedad en la que predominan la especulación, el derroche, la ambición, la codicia, la explotación y las desigualdades sociales.
Vázquez Figueroa vuelve a sorprendernos con una mente inquieta que le ha llevado a patentar inventos para mejorar los sistemas de explotación de los recursos naturales. La originalidad de sus libros la encontramos en una propuestas planteadas que no son ficción, sino que están documentadas y el autor afirma que pueden ponerse en práctica, aunque en la realidad ha chocado con oscuros intereses tal y como expresa uno de los personajes de la novela: “cuando inventes algo, no te preguntes a quién beneficia, sino a quién perjudica, porque del poderío económico del perjudicado dependerá que tu invento funcione”.
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