La última noche de Víctor Ros, de Jerónimo Tristante (ed. Plaza & Janés, 2013) es el cuarto título de la serie protagonizada por Víctor Ros, un peculiar detective que se enfrenta aquí a su caso más peligroso y complejo. Después de El misterio de la casa Aranda, El caso de la viuda negra y El enigma de la calle Calabria, el autor vuelve a deleitarnos con un estilo ameno y sencillo, una atractiva ambientación histórica en la España del siglo XIX, una trama de misterio entretenida y bien hilvanada, y un protagonista excéntrico y con una sorprendente capacidad deductiva que, con todos los derechos, ya se ha convertido en un clásico del género.
La novela comienza con un episodio ocurrido en Suiza, en el año 1882. Bárbara Miranda, la rival más peligrosa de la carrera de Víctor, es una psicópata española custodiada por el Sello de Brandenburo mientras se dedican al estudio de su mente criminal por los más eminentes psiquiatras del momento. A pesar de las extremas medidas de seguridad del lugar donde está recluida, Bárbara consigue escapar y desaparece sin dejar rastro.
Un año después encontramos a Víctor Ros en Madrid con un sencillo caso que será una tarjeta de presentación para los que lean por primera vez sus aventuras. En pocas páginas sorprenderá a su cliente y al lector con sus dotes detectivescas. Poco después le llegará una propuesta que le sumergirá en un complejo caso que le enfrentará a fantasmas de su pasado.
Ramón Férez, primogénito de un acaudalado industrial, aparece asesinado delante de la verja de acceso a la Casa Férez en Oviedo. El crimen conmociona a la ciudad y desata todo tipo de rumores y teorías sobre su autoría. El baile de sospechosos no ayuda a calmar los ánimos en un caso que se presenta cada vez más enmarañado. Incapaz de resolverlo, el juez Agustín Casamajó decide llamar a su gran amigo y famoso detective, Víctor Ros.
Víctor acepta viajar a Oviedo al sentirse en deuda con el juez, ya que gracias a él se convirtió en el subinspector más joven de la historia de España, después de pasar tres años en la ciudad infiltrado en una célula radical que consiguió desarticular. Pero su paso por la ciudad dejó también una deuda pendiente con una mujer a la que traicionó, un episodio que había querido olvidar, pero que ahora tendrá que volver a enfrentar.
Pasional, de carácter fuerte, excéntrico y con una mente que nunca descansa, Víctor se sumerge en un caso que resulta “una auténtica maraña de intereses, mentiras y sospechosos varios que va a ser difícil de desenredar”. En la investigación contará con la ayuda de Eduardo, el hijo adoptivo al que sacó de la calle, igual que hizo con él un sargento de policía que lo rescató de la delincuencia convirtiéndose en su mentor. Y necesitará también el punto de vista de su mujer Clara, que con su mente rápida y aguda siempre le ayuda a ver los casos desde una perspectiva diferente.
El caso supondrá todo un desafió intelectual para el protagonista, que tendrá que hacer gala de sus dotes deductivas. Serán mucho los obstáculos que encontrará en el camino, las trampas imprevistas que le pondrán las personas que menos espera y los peligros que le situarán en una encrucijada que nos llevará a preguntarnos si Víctor Ros se encontrará ante la última noche de su vida. ¿La respuesta? Ya sabes, tendrás que leer la novela… no te defraudará, seguro.
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