La historia de la novela es ya de por sí interesante, ya que la autora empezó a escribirla mientras estudiaba Historia y, una vez terminada, le robaron el manuscrito del coche. Trabajó de abogada durante seis años hasta que recuperó el deseo de reescribir la novela y, finalmente, "El sol en esplendor" se publicó en 1982 siendo un éxito tan rotundo que desde ese momento se pudo dedicar en exclusiva a la escritura.
"La guerra de las dos rosas" se prolongó desde el año 1455 hasta el 1485, pero este primer título comienza en el año 1459 y abarca hasta el año 1471. Está dedicado al personaje de Eduardo, aunque su hermano Ricardo ya empieza a perfilarse como protagonista principal.
La dinastía de los Lancaster había usurpado el derecho de los York a la corona. Los York no tenían nada en contra del rey Enrique VI, pero sí de su malvada mujer, Margarita de Anjou, de origen francés. El rey no deseaba derramar sangre, pero su esposa era diferente, odiaba al duque de York y "estaba dispuesta a todo con tal de destruir al hombre que un día podía reclamar la corona".
La novela comienza con un suceso en apariencia insignificante, pero que demostrará a Eduardo, hijo mayor del duque de York, que puede confiar en su hermano pequeño Ricardo como futuro aliado, aunque ahora sólo cuenta con 7 años de edad. Ricardo será testigo desde muy pequeño de las barbaridades cometidas por ambos bandos, es el más sensible de los hermanos y tendrá que demostrarle a su hermano con el paso de los años que su confianza está bien depositada en él.
En el año 1460 se llega a un acuerdo por el que Ricardo Plantagenet, duque de York, queda formalmente reconocido como heredero del trono inglés, pero está obligado a postergar su reclamación mientras que Enrique permanezca con vida. Este acuerdo no contenta a ninguna de las partes, ya que Enrique es diez años menor que Ricardo y cuenta con buena salud, por lo que el reinado de Ricardo se hace improbable. Por otra parte, Margarita ve cómo su hijo es desheredado del reino.
El Acuerdo no pone fin a la guerra, y continúan los enfrentamientos en una guerra confusa y cruel cuyos aliados cambiarán de bando en varias ocasiones y cuyo desenlace es incierto.
Cuando Eduardo consiga reinar tendrá que depositar su confianza en personas que no le fallen, aquí entra en juego su hermano Ricardo, inmortalizado por Shakespeare en su obra "Ricardo III" y cuyo carácter es muy diferente al que reflejó el escritor en su obra. Este personaje ha quedado para la historia por la famosa frase que Shakespeare puso en su boca: "¡Mi reino por un caballo!".
Una novela histórica que nos ayuda a comprender un periodo complejo de la historia de Inglaterra, en el que reinaron la venganza, el odio y las traiciones.
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