"El sillón maldito", de Gaston Leroux

El escritor francés Gastón Leroux ha pasado a la historia por dos obras mundialmente conocidas, “El fantasma de la ópera” (1910) y “El misterio del cuarto amarillo” (1907). La editorial El Olivo Azul, publica ahora una edición de “El sillón maldito”, escrita entre 1909 y 1910, una novela policíaca cuya trama está a la altura de los dos éxitos más conocidos de su autor.

El planteamiento inicial de la novela, tal y como ocurre con "El misterio del cuarto amarillo", es muy original y atrapa al lector con una intriga policíaca plagada de misterio. Los habitantes de París están conmocionados por una serie de muertes producidas entre los miembros de la Academia Francesa, la institución de los Inmortales.

Uno de sus miembros murió en extrañas circunstancias y el candidato que iba a sustituirle en el sillón murió durante la ceremonia de investidura. Gaspard Laloutte, ajeno a estos sucesos pero movido por la curiosidad al observar las reacciones de la gente con al que se cruza en la calle, acude al discurso que va a dar Maxime d'Aulnay, el nuevo candidato. De forma repentina y ante los ojos de un público expectante, Maxime muere de forma fulminante.

Gaspard, marchante de cuadros y antigüedades, queda estupefacto al ser testigo de un suceso tan intrigante y, de forma sorprendente, se verá envuelto en la investigación de los hechos. Por su parte, Hippolyte Patard, secretario de la Academia, un hombre que amaba a la institución y que se había desvivido por servirla, amarla y defenderla, comienza sus investigaciones para aclarar lo sucedido.

El principal sospechoso es Eliphas, un mago al que se le atribuyen todo tipo de acciones ocultas, cuya candidatura a la Academia fue rechazado. Sus últimas palabras antes de desaparecer fueron una amenaza: "¡Desgraciados aquellos que pretendan sentarse antes que yo!".

Aunque las muertes se han producido por causa natural, todos ven una mano sobrenatural detrás y Eliphas es el principal candidato. El temor se extiende y paraliza cualquier intento por ocupar el "sillón maldito", pero Hippolyte hará todo lo posible por descubrir la verdad y salvar el prestigio de la Academia. El secretario no se deja llevar por la histeria colectiva y busca una explicación racional, pero una nueva muerte complicará su investigación y le hará poner en duda todas sus premisas.

La novela combina una intriga policial bien desarrollada con un tono irónico que lo encontramos principalmente en las situaciones grotescas y surrealistas que se producen a lo largo de la historia. Expecialmente irónico y divertido es el final, que culmina con acierto una novela muy entretenida.

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