viernes, 2 de octubre de 2020

El invierno de los leones

El invierno de los leones, de Jan Costin Wagner (Ediciones Destino), es el tercer título de la serie protagonizada por el inspector finlandés Kimmo Joentaa, un hombre atormentado por la muerte de su esposa.

Kimmo ha previsto pasar la noche de Nochebuena de servicio, en soledad, aprovechando que los compañeros están de vacaciones y que el edificio se queda casi vacío. Son fechas que despiertan su nostalgia y sus recuerdos por su difunta esposa. Dos sucesos trastornarán sus planes, a nivel personal y profesional. Por una parte, una prostituta acude a la comisaría para denunciar una violación. Por otra, aparece el cadáver de Patrick Laukkenen, el médico forense del equipo policial.

El asesinato de Laukkenen conmociona a toda la comisaría y, especialmente a Kimmo, que había hablado hacía poco con él y al que consideraba que tenía la muerte bajo control. El móvil del crimen resulta confuso hasta que aparece asesinado un modelador de muñecos que había compartido programa de televisión con Patrick unos días antes. En el programa hablaron sobre los muñecos utilizados como cadáveres, “están hechos con gran precisión, y el forense contaba que los cadáveres facilitan gran cantidad de información sobre sus asesinos, y lo explicaba utilizando esos maniquíes”.

Los dos asesinatos parecen estar relacionados con el programa, algo que se confirma con el intento de asesinato del presentador del mismo, que se salva milagrosamente. Comienza así una investigación en la que la principal pista será el programa, cuya emisión tendrán que analizar con detalle para encontrar alguna pista.

El argumento de la novela resulta muy original, con el dvd del programa como principal pista. La intriga se mantiene hasta el final, con una investigación que dará giros en su desarrollo, mientras la policía busca una lógica, alguna pista que aporte luz sobre el complicado caso. La novela también se convierte en una crítica a las prácticas inmorales del mundo de la televisión, con programas basura en los que todo vale con tal de conseguir audiencia alimentado el morbo de los espectadores. Estamos ante un tema de gran actualidad con el que el lector se identificará fácilmente y que, desgraciadamente, como comprobamos en la novela, es común en todos los países.

Estamos también ante un relato de personajes perdedores, con heridas por cicatrizar que les llevan a vidas patéticas en unos casos y en busca de redención. Destacan también los problemas con el juego de un compañero de Kimmo, que refleja la pesadilla en la que se sumerge y las dificultades para poder salir.

Una nueva serie policíaca que nos llega de los países nórdicos con gran éxito entre los lectores y entre los críticos.

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