“Malas noticias”, de Jordi Torrens (ed. Noufront, 2009), es un original thriller que se adentra en la problemática de las raíces del mal y de la violencia, mostrando que “el mal es una línea muy, muy fina. Traspasarla, aunque sea en silencio y con la complicidad de las tinieblas, es muy sencillo”. La novela es una alegoría sobre el perdón y la gracia que sólo podemos encontrar en Dios.
Euchrid Troy perdió a su familia en un incendio. El trágico suceso le llevó a perder su fe en un Dios bondadoso. Ahora cree en un Ser que produce monstruos, personas hipócritas, mentirosas que niegan la realidad. Decide “liberar muchas de esas vidas perdidas”, acabar con su sufrimiento. Se considera un liberador de vidas vacías, alguien que hace un favor a las personas librándolas de las manos crueles de Dios, de la cárcel en la que están encerrados. Euchrid se convierte en una sombra, no tiene una vivienda fija, y vive mezclándose con la gente, escuchando sus historias, buscando su próxima víctima. Comienza una serie de asesinatos, en los que Euchrid busca vencer a un Dios “guerrero, vengativo, sediento de sangre y sufrimiento”. Como tarjeta de visita, deja una postal con imágenes de un cuadro de El Bosco.
Sean Fischer, ex detective del FBI, dedicó su último año de carrera a perseguir al “asesino de El Bosco”. Había realizado un examen detallado y preciso del perfil del asesino, que no respondía al perfil de un clásico psicópata. El expediente quedó archivado en los casos sin resolver del FBI. Él estaba convencido de que se trataba de Euchrid Troy, aunque nunca pudo demostrarlo, ya que Euchrid se había suicidado quemándose a lo bonzo después de que falleciesen su mujer y su hija. El mundo dio por muerto a Euchrid, pero no así Sean, que aunque se había jubilado oficialmente, mentalmente seguía metido de lleno en la investigación del caso. Después de un año, seguía intentado demostrar que Euchrid seguía vivo. Pero Sean quiere ser un transmisor de esperanza, quiere liberar también a Euchrid y mostrarle la realidad del verdadero Dios.
La novela es el enfrentamiento entre dos mentes brillantes. Euchrid es un asesino eficaz que ejecuta sus originales planes de forma perfecta, con puestas en escena dignas del mejor guión de Hollywood. No deja huella, ni un rastro que se pueda seguir. Sean, por su parte, tiene un sexto sentido que le había hecho resolver casos complejos y se había enfrentado a varios asesinos en serie. Encontrar a Euchrid se ha convertido en su obsesión y no se detendrá aunque tenga que recorrer todo tipo de lugares por los que el asesino de desenvuelve de forma magistral. Por momentos, los papeles del cazador y de la presa se intercambiarán, en una persecución que ya no tiene vuelta atrás. En realidad, los dos hombres se necesitan, Sean es un espectro que persigue a otro espectro.
Son protagonistas de un duelo en el que los dos tienen algo en común, “andan por esos caminos paralelos a la vida”. El perseguido vive “fuera de la ley humana y hasta de la divina”. El perseguidor vive “como si no existiera” según Sean, “Para Dios, es un perdedor más”. Sean también cree en la existencia de Dios, a pesar de todo el sufrimiento, la muerte y el mal que ha visto a lo largo de su carrera, está convencido de que el mal demuestra la existencia del bien.
Con homenajes al mundo del cine, la música y la literatura, la historia se sumerge en las raíces del mal mientras hay una esperanza de encontrar perdón y redención. La novela es un desfile de personajes vacíos, infelices con vidas que se desarrollan sin un sentido. El autor realiza una crítica acertada sobre la sociedad actual, desvelando las miserias que se ocultan debajo de vidas aparentemente idílicas. La gracia de Dios y la posibilidad de reconciliarnos con Él, se convierten en la única esperanza para el ser humano.
(Reseña publicada en MujerdeHoy.org).
Puedes comprar el libro aquí: Popular Libros.
Interesante trama. A ver si consigo hacerme con un ejemplar.
ResponderEliminarMe dejas sin palabras!!!
ResponderEliminarAtacar la reseña-crítica-analisis de un libro es un ejercicio que pocos se atreven a hacer. Pero el tuyo es de una precisión absoluta: y no lo digo porque hables bien del libro (que se agradece) sino por el esfuerzo de meterte en la piel del autor (se nota que también lo eres) y buscar la psicología de los personajes más allá de lo aparente de sus roles en un thriller. Gracias, de verdad.
Jordi