martes, 16 de febrero de 2010

"La flor del diablo", burbuja económica en el siglo XVII

"La flor del diablo", de Jörg Kastner (ed. VíaMagna, 2010), es un thriller histórico ambientado en los Países Bajos, en el siglo XVII, en una época que vivió una burbuja económica muy parecida a la actual, pero no con las hipotecas sino con la "tulipomanía". La novela refleja el contexto histórico de forma excepcional mientras nos ofrece una intriga policial narrada de forma muy entretenida.

"La tulipomanía" hace referencia a un período de la historia en la que los holandeses se obsesionaron con el tulipán, hasta el punto de que se formó un negocio alrededor de la flor en el que sucumbió todo el país. "Por un solo bulbo de las variedades más escasas, las cuales se caracterizaban por un forma especialmente rara, se iban a pagar pronto mil, más tarde cinco mil, e incluso diez mil florines. Por esta suma hubiera sido imposible adquirir una exquisita casa en el mejor lugar en el centro de Amsterdam".

La especulación produjo una subida espectacular de los precios que creó una burbuja que explotó en el año 1637, en una crisis de asombroso parecido con la actual, producida por la avaricia y el afán de lucro sin ningún tipo de escrúpulos. Tanto grandes como pequeños comerciantes quedaron en la miseria. Para evitar que se volviera a repetir algo parecido se establecieron leyes para regular los precios y el tulipán cayó en descrédito, "la bella e inocente flor se convirtió en un emisario de mal fario; prácticamente en una monstruosidad".

La narracción de la novela se sitúa en el año 1671, cuando no todos odian la flor y existe una sociedad secreta muy selecta, llamada "Los Admiradores del Tulipán" que se reúnen en la taberna de "Los tres tulipanes" y que, además de compartir su pasión por la flor, luchan por causas caritativas y discuten de política y economía. Dos de los miembros de la sociedad son asesinados en el plazo de una semana de idéntica forma. Son apuñalados en el corazón después de salir de una reunión en la taberna y el asesino deja en su mano un pétalo de una rara variedad de tulipán.

Jeremías Katoen, inspector al servicio del juez municipal de Amsterdam recibe el encargo de investigar los asesinatos, para lo que cuenta con la ayuda del alguacil Jan Dekkert. El juez Van der Zyl está preocupado por su propia seguridad ya que él también es miembro de la sociedad del tulipán.

Katoen está orgulloso de su nación, los Países Bajos, que "con esmero, disciplina y tenacidad, habían logrado convertirse en la potencia hegemónica marítima y mercantil". Estaban a punto de entrar en guerra con Francia e Inglaterra y el asesino que andaba suelto por la ciudad estaba matando a personas influyentes y acaudaladas de cuyo apoyo dependía el éxito de la República en la guerra.

Comienza así una trepidante investigación en la que está en juego el futuro de una nación. Katoen es consciente de que al velar por la seguridad y el orden Amsterdam, la ciudad más importante de los Países Bajos, está contribuyendo a mantener la unidad de la República. "Estaba firmemente decidido a hacer todo lo necesario para que Ámsterdam continuara siendo una ciudad en la que sus ciudadanos pudieran moverse sin temor ante los enemigos, sin importar si fueran interno o externos". Está dispuesto a enfrentarse a espías y asesinos, pero no lo va a tener nada fácil.

La investigación del "Asesino del tulipán" estará repleta de peligros y sorpresas desagradables para Katoen y llevará al inspector hasta un manuscrito de la época de los cruzados y a una pregunta inquietante: ¿puede una planta influir de forma maléfica en la mente de las personas?

Una novela muy entretenida cuyo trasfondo coincide de forma asombrosa con la crisis económica que estamos sufriendo en la actualidad.

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