Editorial Espasa con la edición exquisita y de calidad de las novelas de Agatha Christie, esta vez con tres títulos ideales para devorar durante el verano.
El misterio de Pale Horse
Una mujer asesinada, tres brujas y una misteriosa mansión.
El historiador Mark Easterbrook se ve envuelto en una compleja historia de muertes aparentemente naturales con un elemento común: los nombres de los fallecidos constaban en una lista escrita por el reverendo Gorman la
noche en que fue asesinado. Mark y su amiga y escritora de novelas policíacas, Ariadne Oliver, participan en una fiesta tras la cual tienen la oportunidad de conocer The Pale Horse, una misteriosa mansión que en el pasado fue una posada y donde actualmente viven tres extrañas mujeres que organizan sesiones de espiritismo y hechicería.
Mark conoce allí al Señor Venables, quien ha sido identificado por el farmacéutico del pueblo como el hombre que seguía al reverendo Gorman la noche de su fallecimiento.
¿Es posible que la lista del reverendo guarde alguna conexión con las tres mujeres y con Pale Horse? Mark deberá encargarse del caso y detener al asesino antes de que el siguiente nombre de la lista sea eliminado.
Matar es fácil
Una de las novelas preferidas por los lectores de la gran dama del misterio.
En el transcurso de un viaje en tren, Luke Fitzwilliam se sienta junto a la anciana señorita Pinkerton, quien le explica que en el pueblo de Wychwood están teniendo lugar una serie de asesinatos, aparentemente perfectos, y le confía sus sospechas acerca de que la próxima víctima será el doctor Humbelby.
Fitzwilliam no toma en consideración los temores de la anciana hasta que, al día siguiente, lee en el periódico que el doctor Humbelby ha desaparecido y la señorita Pinkerton ha sido arrollada por un coche cerca de una comisaría.
¿Simple coincidencia? Para averiguarlo, el señor Fitzwilliam decide trasladarse al enigmático pueblo para, una vez allí, descubrir que no solo está repleto de secretos, sino que, escondido entre todos ellos, esperando el momento ideal para volver a actuar, se encuentra el asesino.
El testigo mudo
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