lunes, 17 de noviembre de 2014

Yo fui a EGB 2

Con el libro Yo fui a EGB realizamos un fascinante viaje al pasado de la mano de Javier Ikaz y Jorge Díaz creadores del fenómeno de internet del mismo nombre, seguido por más de medio millón de personas, y ganador del Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Público en los Premios Bitácoras, y Mejor Blog Personal y Mejor Blog del Año en los Premios 20Blogs. Un año después, nos ofrecen la esperada segunda parte, Yo fui a EGB 2 (ed. Plaza & Janés, 2014) que no es una obra repetitiva fruto del oportunismo, sino otro inolvidable recorrido nostálgico que sigue ofreciéndonos más recuerdos, con ilustraciones y fotografías exclusivas que nos harán retroceder en el tiempo y seguir disfrutando y sorprendiéndonos con unos autores que, eso sí, aseguran no ser nostálgicos... “más que nada porque no hay nostalgias como las de antes”…



Estamos ante un libro que desborda originalidad desde el principio, con breves y divertidas reseñas de los autores en formato de ficha colegial y unas dedicatorias encarnadas en Epi y Blas que nos abren nuevamente las puertas a una época que sigue emocionándonos cuando la rememoramos con obras tan acertadas y atractivas como esta. El fenómeno del blog, de la página de Facebook con más de 800.000 seguidores y del libro que se ha convertido en el más vendido de no ficción del momento, ha animado a los autores a seguir indagando en el baúl de los recuerdos con otro libro que va dirigido tanto a todos aquellos que formamos la “Generación EGB” como a nuestros padres que también la vivieron y a nuestros hijos, que así tendrán la oportunidad de conocernos y entendernos un poco mejor, si es que eso es posible…

En este libro han añadido nuevos temas que se quedaron fuera en el anterior, y también han retomado otros con más información que tampoco había tenido cabida en la primera obra. El resultado, otro libro que hay que colocar en nuestra estantería, junto a su antecesor, y sin prisas, cuando el cuerpo nos lo pida, abrirlo y degustar cada página, cada fotografía, cada frase, y rememorar episodios, sentimientos y sensaciones que, en muchos casos, habrán quedado en el olvido.

En el primer capítulo encontramos una recreación magistral de lo que podía ser un día normal en la vida de dos “Egebianos”, un chico y una chica, recorriendo cada paso que dábamos desde que nos levantábamos hasta que nos íbamos a la cama por la noche. Días muy completos, en los que hacíamos de todos, convertidos en “niños-todoterreno”. Seguiremos a estos dos chicos de trece años en un recorrido que se convierte también en una llamada de atención para darnos cuenta de cómo el paso de los años puede haber apagado nuestra capacidad de sentir, emocionarnos y disfrutar con los detalles más pequeños que la vida nos ofrecía y aún hoy sigue ofreciéndonos.

Seguiremos a los dos “protagonistas”, desde el momento que suena el despertador y se dan las luces de una habitación en la que descubriremos los diferentes pósters clavados con chinchetas adornando, con mayor o menor gusto, los huecos de las paredes. El hecho de cada uno de ellos pertenezca a diferente sexo nos mostrará también las diferencias que había entre chicos y chicas, abarcando por tanto a todos los lectores.

A continuación tenemos el desayuno, el viaje al cole, las diferentes clases donde se despliegan los libros, cartillas, pinturas, cuadernos de dibujo, compases, rotrings, etc. Recordaremos la angustia ante esos controles traicioneros con los que los profesores nos sorprendían o los diferentes motivos por los que estos nos castigaban, como quedar con un compañero en la papelera para sacar punto cuando lo que realmente queríamos hace era habla… ¡auténtico! Y a continuación tenemos los juegos del recreo, las horas intermedias hasta que volvíamos al cole por la tarde, para pasar a continuación a la amplia variedad de juegos en los ocupábamos las tardes hasta que llegaba la noche. Genial recreación de un día en nuestras vidas que supone un empujón que nos hará continuar leyendo sin parar.

Los siguientes capítulos se dedican a diferentes temas como las chuches o “los chuches” como diría alguno, los regalos promocionales que venían en las cajas, los cromos, quiénes eran las estrellas de los anuncios que veíamos como el mayordomo de Tenn o el hombre de la Schweppes, las frases que más odiábamos de nuestros padres o los eslóganes publicitarios que repetíamos en cualquier situación. Los juguetes de kiosko y los cromos nos van a deparar momentos de lectura casi casi tan entretenidos como cuando jugábamos con ellos. Pero también hay lugar para cosas más “serias” como la decoración de nuestras casas con el gotelé, el mueble bar, el tresillo de Escay, las cocina con muebles de formica y la imprescindible bombona de butano en un rincón, los dormitorios o la variedad de colonias que podíamos encontrar en nuestros baños. ¿Y qué podemos decir de la tecnología? Con las cabinas, los teléfonos de cable, las cintas de video, los casetes, la Liquadora, la Abrematic, la linterna Cegasa, los primeros ordenadores personales o el Telesketch, nuestra “Tablet” del momento. ¡Qué tiempos aquellos!

Nos emocionaremos rememorando nuestro jugadores favoritos de fútbol, tenis o baloncesto (nuestros conocimientos serán puestos a prueba aquí con “La quiniela EGB”), también con nuestro grupos preferidos o recordando todos los enseres imprescindibles que nos acompañaban para disfrutar de un día de playa como es debido. Y, como no podía ser de otra forma, seguiremos trayendo a la memoria más personajes televisivos, series y juguetes con los crecimos, disfrutamos, reímos y, en algunos casos, lloramos. Un completo viaje que los autores enriquecen con adhesivos y un original juego de mesa que convierten la oferta en aún más irresistible. ¿Se puede pedir más?... ¡Sí! ¡Un tercer libro!

Puedes comprar el libro en Popular Libros.

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